jueves, 1 de septiembre de 2011

La Santidad de Dios


Material de Apoyo:
La Santidad de Dios
R.C. Sproul

Hacia donde conduce nuestra vida 
la revelación de la Santidad de Dios.

Cuando uno va a enfatizar algo, una de las formas que usa es la repetición.
  
Cómo te imaginas:
-         Una casa grande: Una casa espaciosa. Una casa grande, grande, grande: Casi un mansión.
-         Un tipo gordo. Un tipo gordo, gordo. Un tipo gordo, gordo, gordo.
-         Un novio feo. Un novio feo, feo. Un novio feo, feo, feo.
Cada repetición nos muestra un nivel de énfasis superior. 

El pueblo Hebreo usaba mucho la repetición para enfatizar.
-         Jesús decía: de cierto de cierto te digo…
-  Pablo decía: el que predique un evangelio diferente que sea anatema… y lo repetía.
-         Cuando los profetas decían, Ay… la gente temblaba, pero cuando decía Ay, Ay, Ay… temblaba, lloraba, no dormía.

En la Biblia cuando leemos acerca de los atributos de Dios, todos los vemos en el primer grado. No dice que Dios es amor, amor, amor, no dice que Él sea misericordia, misericordia, misericordia. No dice que Él sea ira, ira, ira. Pero hay un solo atributo elevado a la tercera potencia. Dios es Santo, Santo, Santo. Hay un énfasis en su santidad, es tan perfecto, tan apartado del pecado, de la imperfección, de la suciedad del mundo, de la corrupción, es tan limpio, que un solo “Santo” no es suficiente.

Hubo un hombre en la Biblia que se enfrentó cara a cara con el Dios Santo, que experimento de primera mano lo que sucede en nuestra vida cuando nos es revelado su Santidad, cuando entendemos la dimensión de que Dios es Santo, Santo, Santo.

Isaías 6: La misión de Isaías
 1 El año de la muerte del rey Uzías, vi al Señor excelso y sublime, sentado en un trono; las orlas de su manto llenaban el templo.2 Por encima de él había serafines, cada uno de los cuales tenía seis alas: con dos de ellas se cubrían el rostro, con dos se cubrían los pies, y con dos volaban.3 Y se decían el uno al otro:  «*Santo, santo, santo es el Señor *Todopoderoso; toda la tierra está llena de su gloria.» 4 Al sonido de sus voces, se estremecieron los umbrales de las puertas y el templo se llenó de humo.5 Entonces grité: «¡Ay de mí, que estoy perdido! Soy un hombre de labios *impuros y vivo en medio de un pueblo de labios blasfemos, ¡y no obstante mis ojos han visto al Rey, al Señor Todopoderoso!» 6 En ese momento voló hacia mí uno de los serafines. Traía en la mano una brasa que, con unas tenazas, había tomado del altar.7 Con ella me tocó los labios y me dijo:
      «Mira, esto ha tocado tus labios;  tu maldad ha sido borrada,  y tu pecado, perdonado.»
8 Entonces oí la voz del Señor que decía:  —¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?
   Y respondí:   —Aquí estoy. ¡Envíame a mí! 

Este hombre le tocó profetizar en una época difícil en Israel, en una transición en el poder, una época de mucha corrupción, este hombre se llamaba Isaías.

La visión que tuvo de la Santidad de Dios, cambió su vida por completo, Dios le dio una dimensión nueva acerca de Él y acerca de si mismo, esta revelación que tuvo, nos enseña HACIA DONDE ES LLEVADA NUESTRA VIDA CUANDO RECIBIMOS LA REVELACIÓN DE LA SANTIDAD DE DIOS.


VEAMOS EN ESTE TEXTO A QUÉ NOS CONDUCE  LA REVELACIÓN DE SU SANTIDAD.

1.    Recibir la revelación de la santidad de Dios nos conduce a la adoración. V5

a.     En cuanto a Isaías: Su adoración se convirtió en una adoración más profunda, cobró un sentido superior.

b.   ¿Qué está pasando aquí? La reacción de Isaías fue de asombro, de reconocimiento, inmediatamente lo reconoció como el Señor Todopoderoso, lo Reconoció como Rey. Le rindió adoración. Esto es significativo, pues el Rey Uzías que murió ese mismo año había reinado 52 años,  (cuantos presidentes han pasado por Colombia estos 52 años?) la gente estaba triste y preocupada (nos quedamos sin rey). Había cierta inestabilidad y quizá hasta desconfianza en la nación, el ver a Dios en el templo reinando era como diciendo: Uzías se nos fue, pero nuestro Dios sigue siendo el Rey de Israel. Entonces le adoró como a su Rey y su Dios.

c.    El texto no lo dice, pero si vemos en la Biblia lo que hacía los sacerdotes, los levitas y el pueblo cuando experimentaban la presencia, la gloria, la santidad de Dios. Se tiraban al piso, se postraban, en adoración, se tapaban la cara porque era tanta la reverencia que no querían ver a Dios, (nadie puede ver a Dios y quedar con vida) era tanto el temor de Dios que pensaban que Dios los iba a matar por el peso de su gloria en ese lugar. Así me imagino yo a Isaías, al contemplar la Santidad de Dios, al escuchar a estos Serafines cantando Santo, Santo, Santo su corazón se sobrecogió, se "erizó", un profundo temor de Dios se apoderó de él y se tiró al piso a adorar su santidad.

d.   Necesitamos urgente una revelación de la santidad de Dios, porque si eso pasara veríamos en los tiempos de adoración menos personas contestando celular, y más personas de rodillas, menos personas conversando y más personas concentradas en Dios, menos personas mirando quien llegó y más personas con los ojos cerrados, levantando las manos y adorando a Dios. Veríamos una actitud de profunda reverencia ante nuestro Dios. Vendríamos con el firme propósito de rendir culto a Dios.

e.    El ver a Dios, el tener un encuentro con lo perfecto y Santo que Él es, tiene que producir en nosotros adoración verdadera. No adoración religiosa, (porque los demás lo hacen, solo por encajar pero sin sentirlo de corazón) adoración verdadera.

f.      Imagina tu reacción si te pasara a ti. Si vieras a Jesús aquí mismo, hoy, cómo sería tu adoración. Te asustarías? Lo abrazarías? Te postrarías a sus pies? Llorarías de la emoción? Le dirías que le amas?

Pues cómo te parece que la Biblia dice que donde hay 2 o 3 reunidos en su nombre, ahí está Él, dice también que Él habita en la alabanza de su pueblo. Él se hace presente. Aunque no lo veas con tus ojos físicos, es un hecho que Jesús está aquí. Te invito a expresarte a Él teniendo esto en mente. Que le adores, te postres, levantes tu ser a Él. No te avergüences, no Él está aquí.

Enfrentarte a la Santidad de Dios debe llevarte a una profunda reverencia, a una adoración verdadera, a un temor santo por Dios.

2.    Recibir la revelación de la santidad de Dios nos conduce a ser conscientes de nuestra pecaminosidad. V5

a.    Al enfrentarse a la Santidad de Dios, Isaías se dio cuenta de lo grande de su pecado.  Era impuro de labios, y estaba rodeado de gente igual y peor. Impureza de labios. ¿Qué tan grave es? Jesús dijo, de la abundancia del corazón habla la boca. Dice que lo que sale de ellos es lo que nos contamina, no lo que entra por ellos. Dice que de cada palabra necia que decimos tendremos que dar cuentas en el juicio de Dios. Dice romanos, que en nuestras lenguas hay veneno de víboras, que es como un sepulcro abierto, que proferimos engaños y que nuestra boca está llena de maldiciones. Rom 3:13-14. Alguno dirá, YO SI DIGO COSAS MALAS; PERO HAY OTROS PEORES.

b.   Para los demás Isaías era un gran hombre, además de ser de origen noble, era conocido por su rectitud.

Hoy, si queremos demostrar la bondad de alguien lo comparamos con “La Madre Teresa” en aquel entonces la gente diría, “No, más Santo que Isaías” porque en comparación con los demás era un hombre recto, y seguro que Isaías creía lo mismo.

Pero al enfrentarse a la Santidad de Dios, al compararse con Él, se dio cuenta de lo inapropiado era, lo sucio, lo impuro, lo poco santo que era.

c. Cuando nos comparamos con los demás pasamos por buenos, pero al compararnos con un Dios Santo, perfecto, en el cual no hay mancha y arruga, descubrimos nuestra imperfección.

d.   Es como si te invitaran a un evento en la capital del país, te pagan los pasajes, los vuelos están atrasados, llegas tarde, intentas alquilar un vestido y está todo cerrado, pero tienes tantas ganas de ir, (este viaje tan largo, ¿para no disfrutar de esa gran fiesta?) que te pones tu mejor pinta, (guayabera) y cuando llegas, todo el mundo con esmoquin, súper elegantes, ¿cómo te sentirías? Inapropiado, mal vestido, aunque tengas tu mejor guayabera. ¿Cuando te empiezas a sentir mejor? Cuando llega otro enguayabado,( engayaberado).

e.  Pongámonos en el lugar de Isaías. Comparándose con los demás le iba bien, se sentía bueno, pero al ver a Dios, cuya ropa llenaba el templo, cuando te encuentras cara a cara con un Dios vestido de gloria, de santidad, de perfección, las arrugas y la suciedad de tu ropa se hacen evidentes te sientes inapropiado, tus pecados se amplifican. CUANDO ERES CONCIENTE DE SU SANTIDAD, ERES CONSCIENTE DE TU PECAMINOSIDAD. (Tus pensamientos son Santos, los míos sucios, tus Palabras son de vida, las mías de muerte, tus acciones son santas, las mías depravadas)

f.      El Dios que adoramos es un Dios santo, perfecto, apartado de todo mal. Dios manifieste su gloria, Dios muestre su santidad, para que nos demos cuenta y aceptemos de una vez por todas nuestro pecado, reconozcamos nuestras faltas, nuestra suciedad.

Reconoce con total humildad delante de ese Dios Santo tu pecado, ante él no lo puedes Negar, no te puedes justificar, no te puedes comparar, reconócelo y dile a Dios, Este soy yo!!! Esto es lo primero que tienes que hacer, si reconoces su Santidad.

3. Recibir la revelación de la santidad de Dios nos lleva al Arrepentimiento v 5

a. Isaías no solo se concientizó de su maldad, sino que se arrepintió de ello, eso lo vemos cuando el levantó su expresión ¡Ay de Mi! Esto muestra un grito desesperado, LLORÓ POR SU PECADO,  es más que simplemente “lo siento”. 

b.   Ay de mí: era la expresión que usaban los profetas cuando iban a dar un mensaje de juicio por el pecado, o de maldición, era una palabra fuerte. Cuando el profeta empezaba su profecía con la palabra AY la gente se asustaba. Isaías la uso en el capítulo anterior en contra de los corruptos. Ahora la usa contra sí mismo. Él se sentía tan sucio, tan inadecuado en la presencia de Dios por su pecado que la usó en contra de sí mismo,  lloró por sí mismo, esto es un fruto del arrepentimiento.

Es que el pecado es grave, nosotros estamos tan acostumbrados que no nos pesa, que lo vemos como una cosa de todos los días, de toda la gente, que no le damos importancia. Decimos: nadie es perfecto, es que todos tienen derecho a cometer un error. Es como si Dios hubiese escrito todos los mandamientos y después dijera: “todos tiene derecho a cometer un error”

Reconocemos que nadie es perfecto, pero nos sentimos cómodos con eso, nos hace sentir aliviados, no nos duele, lo tomamos de EXCUSA PARA SEGUIR EN EL PECADO, hasta que recibimos una revelación del Dios Santo.

DIOS ES SANTO Y DEMANDA UN ARREPENTIMIENTO VERDADERO.

ARREPENTIMIENTO: ES UN CAMBIO DE MENTALIDAD QUE NOS LLEVA A UN CAMBIO DE CONDUCTA.

ES QUE VAMOS A UN CAMINO QUE NOS LLEVA AL ABISMO, A LA DESTRUCCIÓN Y NOS DAMOS LA VUELTA Y CAMINAMOS HACIA DIOS.

ES UNA DECISIÓN DE APARTARTE DEL PECADO Y ACERCARTE A DIOS, DE DEJAR DE VIVIR EN TU PECADO, Y QUE DIOS TE AYUDE. De morir al pecado y de crecer en la Santidad. (Es un proceso)

ESO SE VA A PRESENTAR CUANDO NOS EXPONGAMOS ANTE EL DIOS SANTO. CUANDO COMPRENDAMOS SU SANTIDAD, CUANDO VALOREMOS A ESTE DIOS SANTO, SANTO, SANTO

c.  Cuando Isaías contempló la Santidad de Dios se arrepintió profundamente, pide a Dios una revelación más profunda de su Santidad.

4. Recibir la revelación de la santidad de Dios nos conduce a la pureza, a la santidad. V6-7. Una vida diferente.

a.    La Biblia en el nuevo y en el Antiguo Testamento dice “Sed santos porque yo vuestro Dios soy Santo” Dios quiere llevarnos allá.

b.   Dios envió un serafín para que le quitara las impurezas de sus labios, con un carbón encendido. Imagínate lo doloroso, el lugar más sensible, chamuscado. Es que la limpieza duele, pero es necesaria.

c.    Es que cuando uno busca a Dios con todo lo que uno es, con un corazón humillado y contrito, con arrepentimiento y con fe, recibe el perdón de todos sus pecados. Al arrepentirnos ante Él, nuestra vida es purificada, y empieza en nuestras vida un proceso de santificación. Empezamos a odiar el pecado y a amar la justicia, la santidad.

d. Para mí, ese carbón encendido representa a Jesús, su muerte, su sangre que nos limpia de todo pecado. Y el fuego representa el Espíritu Santo, que nos purifica, nos santifica para Dios. Que quita toda impureza de nuestro corazón.

e. Al exponernos a su santidad, y al arrepentirnos y poner nuestra fe en Jesús, Dios impregna su gloria en nosotros, su luz empieza a irradiar en nosotros, tal como le pasó a Moisés. Es como si nos quitara nuestra ROPA SUCIA, y nos vistiera de su JUSTICIA, DE SANTIDAD, por medio de JESUCRISTO.

f.      Si tú le pides perdón con todo tu corazón, él te va a limpiar de todo pecado y de toda maldad. No importa que tan grande es tu pecado, Dios lo puede perdonar, limpiar tu vida y santificarte, para que así podamos servirle.

5. Recibir la revelación de la Santidad de Dios nos lleva a cumplir con el deseo de Dios. V8

a.    Ahora no quiero hacer mi voluntad, no quiero agradarme a mi mismo, no quiero ir donde yo quiero, ahora quiero hacer lo que Dios me pide.

b.   Nota que Dios no dio una orden, solo hizo una pregunta. Fue muy cortes, no fue impositivo, preguntó “¿a quien enviaré?” Tenía un deseo, quería enviar a alguien a que sirviera en la Judá de entonces transmitiendo su mensaje. Aunque el reto era duro, (las cosas que debía decir no eran bonitas, se tendría que exponer al insulto, incluso hasta la muerte) pero Isaías dijo a Dios: “Heme aquí, envíame a mí”

c.    Exponernos a la Santidad de Dios nos lleva a cumplir con el deseo profundo de Dios, nos lleva a involucrarnos activamente en el servicio a Dios,  propósito y voluntad divina. Nos lleva a una vida de OBEDIENCIA ABSOLUTA ¿Qué es lo que quieres Dios que haga? ¿Dónde quieres que vaya? ¿a quién quieres que le predique? ¿Qué quieres que diga? ¿De qué quieres que me abstenga?

d.   Cuando entiendes la santidad de Dios, cuando la vivimos, cuando recibimos esa revelación, empezamos a hacer lo que Dios desea que hagamos. Esto habla, no de una obediencia porque te la impusieron, sino una obediencia por amor, un deseo profundo de agradar a Dios en todo, de hacer lo que Él te pide, de ir donde Él te manda, sin mucho esfuerzo porque su santidad se metió tanto en tus huesos, que todo lo que quieres hacer es adorarle, obedecerle, servirle solo a Él.

Yo te propongo que ahora, y durante toda esta semana ores pidiéndole a Dios que te muestre su santidad. Que tengas tiempos de oración y de silencio delante de Él, rogándole que se manifieste ante ti.

Puede que no le veas, pero sí que sientas su presencia, que tengas conciencia de su Santidad elevada a la tercera potencia. 

Pídele que puedas contemplar su santidad, que Él se revele a ti como el Dios Santo, Santo, Santo. Esa revelación ya empezó a suceder, pero es importante que en tu intimidad estés procurando verle. Para así crecer en la adoración, en arrepentimiento, en obediencia a Él y veas un cambio relevante en tu vida.

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