martes, 28 de septiembre de 2010

Administrando fielmente los recursos financieros. Enseñanza Completa.

Adaptado del Curso Conceptos financieros Crown

En la última enseñanza aprendimos que Dios es el dueño de todas las cosas, tenemos la costumbre de decir “mi carro, mi casa, mis cosas” sin embargo hay un solo dueño de todas las cosas que es Dios, quien y nunca le ha transferido la propiedad de las cosas al hombre. En ese mismo orden de ideas, cómo no somos dueños de nada, no somos nosotros los que proveemos. De modo que no solo Dios es el dueño sino que:
Dios es el proveedor: Mateo 6:33 Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. En Gen 22:14 él se revela a Abraham como Jehová Jireh, nuestro proveedor.

Por mucho tiempo enseñamos que el varón es el proveedor de la casa, pero hay un solo proveedor, y ese es Dios. Quien suple a veces través del varón, a veces a través de la mujer, y otras veces a través de ninguno de los dos. Los hombre no deberíamos deprimirnos si nos quedamos sin trabajo porque “se supone que somos los proveedores del hogar”, más bien deberíamos confiar en Dios para la provisión. Tampoco deberíamos molestarnos o deprimirnos si la esposa gana más que nosotros pues no está en uno la decisión de cómo nuestro Dios va a proveer para nuestra familia.

Dios provee siempre, eso es una verdad, lo que no sabemos es cómo va a proveer. Unas veces muy naturales, como el salario que recibimos, y otras muchas veces de manera sobrenatural, no sabemos como lo hizo, pero lo hizo.

• Entonces, si Dios es el dueño, y el que provee ¿qué venimos siendo nosotros? ¿cuál viene siendo nuestra función?

Tenemos el gran privilegio y la gran responsabilidad de ser administradores de los bienes de Dios. El nos ha encargado ciertas cosas para que se las administremos, para que las usemos bien, para el progreso de su reino, de acuerdo con las prioridades de Dios.

La parte nuestra. Ser fieles con lo que Dios nos da. Sea poco o sea mucho. Dios premia la fidelidad. Mateo 25: 22 Llegó también el que recibió dos mil monedas. "Señor —informó—, usted me encargó dos mil monedas. Mire, he ganado otras dos mil." 23 Su señor le respondió: "¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!"

Si somos fieles en todas las áreas Dios nos pondrá sobre más.

Entiendan una cosa, no es solo ser fieles en un área, o sea con el 10%, con tu diezmo, la iglesia cristiana a través de los siglos ha enseñado al pueblo a ser fieles con ese primer 10% (el diezmo) pero muy poco ha dedicado tiempo a enseñar al pueblo a ser fieles con el otro 90%. Dios no solo pide fidelidad en el 10% hay que ser fieles con el 100% de lo que recibimos.

Algunas personas son fieles con el 10% y el otro 90 lo manejan como les dicta el mundo, la tv, el mercadeo, los amigos, pero no como Dios quiere.

Pero si queremos ver la prosperidad de Dios en nuestras vidas debemos ser fieles en todas las áreas que Dios nos pide.

Veamos estas áreas en las cuales debemos ser fieles si queremos ver la prosperidad de Dios en nuestras vidas:

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Aniversario Segundo año



¿Cuando? Domingo 19 de Septiembre de 2010
¿Donde? Calle 16 # 7A-05
Riohacha - Guajira

Dios ha sido bueno, ha sido fiel.
¡Celebremos Juntos con alegría y gratitud estos dos años de salvación, bendiciones, ayuda y presencia divina!

domingo, 12 de septiembre de 2010

Cambiando nuestra mentalidad en cuanto al señorío de todas las cosas

Nuestra forma de pensar marca nuestro comportamiento.

Miremos por un momento el comentario del libro "Cómo evitar que los acreedores lleguen a su casa." hecho por su mismo autor Randy Morrison.

Muchas personas buscan un modo rápido y fácil de cambiar su situación financiera, sin entender que, en primer lugar, lo que los colocó en su situación financiera precaria fue su manera de pensar. Yo quiero cambiar su forma de pensar, para que usted pueda cambiar su situación financiera. Tal vez ha oído el refrán que dice "si sigue haciendo lo que siempre hacía, seguirá recibiendo lo que siempre recibía". Eso es verdad, sobre todo en la esfera de las finanzas. Demasiadas personas continúan cometiendo los mismos errores una y otra vez, y cada vez esperan que el resultado sea diferente. Pero eso nunca sucede, porque ellos nunca cambian su forma de pensar. Si estamos dispuestos a cambiar nuestra forma de pensar, podemos cambiar nuestros resultados.

Bendiciones,

Randy Morrison

Si queremos la prosperidad de Dios en nuestras vidas nuestra mentalidad tiene que cambiar.

Lo que uno cree no es necesariamente cierto. Ha habido tiempos durante los cuales la gente ha estado engañada: Antes que se descubriese que la tierra era redonda, todos pensaban que era plana; a galileo Galilei lo iban a matar si no renunciaba a ese pensamiento. La gente actuaba conforme a esa verdad, por ejemplo, en el área de la navegación. Sólo hasta 1492 se comprobó que era redonda.

De igual manera nosotros tenemos conceptos equivocados en cuanto a la prosperidad.

Romanos 12:2
2 No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.

Esta renovación de la mente, este cambio en nuestra forma de pensar, también es cierto en la forma cómo pensamos en cuanto al dinero y a las posesiones. Nuestra mentalidad en cuanto a las cosas debe cambiar. La forma como vemos el tema económico debe dar un giro si queremos ver la prosperidad de Dios en nuestras vidas, si queremos que Dios nos confíe más. Si tu mentalidad cambia, tu vida financiera también lo hará, las decisiones financieras serán para mejor.

Este cambio de mentalidad nos va a ayudar a cambiar conceptos equivocados que tenemos que la Biblia nos dice que no son ciertos.

Para ver la prosperidad de Dios en nuestras vidas, necesitamos cambiar nuestra mentalidad respecto a ciertas cosas que consideramos nuestras. Este cambio tiene que ver con el señorío de las cosas.

Veamos algunas áreas que tienen que ver con el señorío de las cosas, en las cuales debemos cambiar nuestra forma de pensar para ver la prosperidad de Dios.

Lo primero tiene que ver con la prosperidad en la vida familiar vida familiar. Quien es el dueño en la familia.

lunes, 6 de septiembre de 2010

EL PRINCIPIO DEL DIEZMO Y LA OFRENDA

Adaptado del material del Pastor Edward Leal
de la Conferencia sobre principios financieros

Malaquías 3:6—12

"Yo, el Señor, no cambio. Por eso ustedes, descendientes de Jacob, no han sido exterminados. 7 Desde la época de sus antepasados se han apartado de mis preceptos y no los han guardado. Vuélvanse a mí, y yo me volveré a ustedes dice el Señor Todopoderoso. "Pero ustedes replican: ¿En qué sentido tenemos que volvernos? 8 "¿Acaso roba el hombre a Dios? ¡Ustedes me están robando! "Y todavía preguntan: ¿En qué te robamos? "En los diezmos y en las ofrendas. 9 Ustedes la nación entera están bajo gran maldición, pues es a mí a quien están robando. 10 "Traigan íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto dice el Señor Todopoderoso, y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde. 11 Exterminaré a la langosta, para que no arruine sus cultivos y las vides en los campos no pierdan su fruto dice el Señor Todopoderoso. 12 Entonces todas las naciones los llamarán a ustedes dichosos, porque ustedes tendrán una nación encantadora dice el Señor Todopoderoso.

Introducción

Jesús ha llamado a sus ministros a ser mayordomos de la verdad, y una fase de la mayordomía tiene que ver con el dinero. Así como se debe predicar el arrepentimiento con mucho énfasis y repetición, también el ministro debe predicar sobre el tema del dinero frecuentemente.

Pero nuestra fidelidad es diezmar, es realmente la mayor prueba de nuestra mayordomía, porque la naturaleza carnal desea más el dinero que cualquier otra cosa para ensalzarse.

De cada seis versículos en uno se hace referencia al dinero o la avaricia, también la décima parte de las parábolas del Señor están relacionadas con el dinero.

El diezmo es del Señor, no tenemos ningún derecho sobre él para hacer lo que queremos.

Si en alguna ocasión la iglesia se ve necesitada o si en alguna ocasión se cierran sus puertas, no será éste el resultado de algún fracaso por parte de Dios, sino más bien el resultado por la desobediencia del hombre al plan y mandamientos de Dios de traer sus diezmos y ofrendas al alfolí.

Para muchos de nosotros lo más difícil de entregar al Señor es nuestro dinero. Esto es fácil de entender porque, en un sentido real, el dinero que obtenemos es nuestra vida misma convertida en dinero. Este, representa nuestro tiempo, nuestra energía, nuestra habilidad y nuestra propia sangre convertida en monedas.

Yo debo dar diezmos aunque no tenga trabajo todo el tiempo y no alcance a sostener a mi familia.

Dios nunca hace excepción a ninguno de sus mandamientos o promesas, cuanto más grande es nuestra necesidad, tanto más oportunidad tenemos para probarle en esto. No importa lo pequeño de tu sueldo, cuando has pagado a Dios lo que queda te servirá mucho más. La Biblia nos dice que no nos acongojemos que Dios nos cuidará.

La efectividad de nuestro testimonio es determinada de tres maneras: por la forma como ganamos nuestro dinero, como lo gastamos y cuando y cuanto le damos a Dios.

Cuan diferentes son nuestras normas de las de Cristo cuando se trata de dar; el mundo pregunta ¿qué debe el hombre? Jesús pregunta ¿Cómo lo usa él? Nosotros vemos lo que damos, Jesús pregunta si lo que dimos fue o no un sacrificio.

Tenemos un problema: que no damos o que damos de lo que nos sobra o, por último, creemos que esto no es para nosotros.

Marcos 12:41-44

Jesús se sentó frente al lugar donde se depositaban las ofrendas, y estuvo observando cómo la gente echaba sus monedas en las alcancías del templo. Muchos ricos echaban grandes cantidades. 42 Pero una viuda pobre llegó y echó dos moneditas de muy poco valor. 43 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Les aseguro que esta viuda pobre ha echado en el tesoro más que todos los demás. 44 Éstos dieron de lo que les sobraba; pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento."