viernes, 26 de febrero de 2021

Síndrome del orgullo espiritual


(del pavo real.)

Lucas 18:9-14: 9 A algunos que, confiando en sí mismos, se creían justos y que despreciaban a los demás, Jesús les contó esta parábola:10 «Dos hombres subieron al *templo a orar; uno era *fariseo, y el otro, *recaudador de impuestos.11 El fariseo se puso a orar consigo mismo: "Oh Dios, te doy gracias porque no soy como otros hombres —ladrones, malhechores, adúlteros— ni mucho menos como ese recaudador de impuestos.12 Ayuno dos veces a la semana y doy la décima parte de todo lo que recibo." 13 En cambio, el recaudador de impuestos, que se había quedado a cierta distancia, ni siquiera se atrevía a alzar la vista al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: "¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!" 14 »Les digo que éste, y no aquél, volvió a su casa *justificado ante Dios. Pues todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»

Síndrome es el conjunto de síntomas característicos de cierta enfermedad. Hay una enfermedad espiritual que hace que frenemos en nuestro crecimiento, que hace que Dios se oponga a nosotros, que hace que vivamos engañados, que nuestra espiritualidad sea hueca y sin sentido…

Esta enfermedad se llama el orgullo espiritual. LA padecemos cuando nos volvemos religiosos, cuando nuestra espiritualidad se convierte, no en lo que debe ser, algo sincero, sino en una imposición, en ritos o en algo que hacemos para sentirnos mejores que los demás. 

Tenemos que evitar esta actitud arrogante si queremos ser más como Cristo, quien es manso y humilde de corazón.

 Hoy veremos en la parábola del publicano y el fariseo algunos de los síntomas de esta enfermedad, para que estemos atentos y miremos si padecemos este síndrome y así poder cambiar inmediatamente de dirección.

1. El Orgulloso espiritual se dedica a orar Consigo mismo (No con Dios -Con un propósito malsano) 11 El fariseo se puso a orar consigo mismo:

No para buscar sinceramente a Dios. Oraba “consigo mismo” – Cuando uno ora, ora a Dios, pero hoy muchos oran consigo mismo. Muchos dejan a Dios por fuera. 

Uno ora a su Dios, y cuando tú eres el que reina, cuando tu Dios eres tú mismo, no oras a Dios, estás orando contigo mismo.

Él (el fariseo) está convencido de que busca a Dios pero su espiritualidad es aparente.

El orgullo espiritual se revela cuando al orar o al manifestar nuestra espiritualidad tenemos muchos motivos incorrectos. Para sentirse bueno. En el caso del fariseo: Para que otros lo oyeran. Para hacer sentir mal al Publicano, para darse ánimo, para sobresalir por su elocuencia… Una motivación totalmente incorrecta.

Si no oramos con la motivación correcta, nuestras oraciones son huecas, son oraciones que Dios no contesta. Que Dios no escucha. (qué pasa por alto) Dice la Biblia: piden y no reciben porque piden mal, para gastar en sus deleites.

Cuál debe ser la motivación de nuestra oración? dependencia de Dios, pedir por nuestras necesidades, compasión por otros, (intercesión) hacer que el Reino de Dios avance (guerra espiritual), nuestra confianza y fe en Dios, gratitud, adoración.

2. El Orgulloso espiritual se Compara con los demás no soy como otros hombres

No con las buenas cualidades de la gente pues sale perdiendo. Preferiblemente se compara con lo que según él tienen menos errores que él. Con los que considera peores que Él. 

Siempre que uno compara hay orgullo…

A menos de que nos comparemos con Jesús, el compararse resulta engañoso. Es un auto engaño. 

El asunto es que todos tenemos fortalezas y debilidades, el único perfecto es Jesús, si uno se compara con cualquiera en este mundo debe saber que esa persona a la que le estás viendo los defectos para compararte y salir bien librado tiene también unas virtudes de las cuales tú careces. 

Si uno pusiera en un cara a cara, en un ring de boxeo a alguien dos personas que se comparan mutuamente habría discusiones como esta: Si, tú vas a la iglesia y yo no, pero por lo menos ayudo a mis padres cosa que tú no haces. Si, tú oras muy bonito y yo nunca oro pero por lo menos soy honesto en mi trabajo y no le robo tiempo a la empresa como tú… Lo que vamos a lograr es amargarnos, herirnos, algunas veces a alimentar nuestro orgullo, otras veces a alimentar nuestra mala auto estima, pero no hay posibilidad de mejorar, de crecer.

Así que todos tenemos en algunas áreas ciertas ventajas sobre la otra persona, pero la otra tiene ciertas ventajas sobre tu persona, por eso el compararnos con otros es tan necio. Por eso, si nuestro deseo es crecer, es madurar, es ser mejores cada día, nos debemos comparar solo con Cristo. “Esto que estoy haciendo lo haría Jesús? Esta actitud en mi corazón la tendría Jesús? Eso si vale la pena, compararnos con los demás no.

Compararnos con otros no nos permite mirar hacia dentro, no nos permite crecer, no nos permite mirar nuestros defectos y hace que seamos, por un lado, muy arrogantes y por el otro muy conformistas en nuestro crecimiento y madurez espiritual.

Cuidado cuando nos comparamos con los demás para salir bien librados. Cuidado con comparar tu espiritualidad con la de los demás. (yo oro más, el otro no ora ni ayuna. Yo si predico, ellos no Etc..) Es una muestra de orgullo espiritual y eso es algo que Jesús aborrece. Jesús fue más cariñoso con los pecadores que reconocían su pecado, que con los religiosos, por ese orgullo espiritual.

3. El Orgulloso espiritual se cree mejor persona que todos "Oh Dios, te doy gracias porque no soy como otros hombres —ladrones, malhechores, adúlteros— v 9 ...que se creían justos...

No soy ladrón, no soy malhechor, no soy adultero. SI Soy la última Coca Cola del desierto. Dios tiene que estar agradecido conmigo. Soy más hijo de Dios que todo el mundo. SOY MEJOR QUE TÚ

YO HE CONOCIDO “CRISTIANOS” ASÍ – ALTIVOS, ARROGANTES - CREÍDOS

El fariseo no se da cuenta que también es un pecador que necesita de la misericordia de Dios. “Por cuanto todos pecaron” Sin la misericordia de Dios estamos en nada, merecemos la muerte, estamos lejos de la presencia de Dios. 

El gran pecado de estos fariseos está en el versículo 9, ellos no confiaban en Dios para su santificación o para su salvación, ellos confiaban en sí mismos.

Recuerdo una vez que mi madre se quejaba de mí, no recuerdo la situación y a mí se me salió el religioso. “Por lo menos yo no ando tomando trago y borracho por ahí ni ando con la una y con la otra” y sale mi hermano detrás de la escalera: ¡Cómo quién o qué! Me creía mejor y me arrepiento de ello. ¡fui un vil fariseo! La verdad es que lo que merecemos no son las bendiciones de Dios, lo que merecemos es la muerte. No somos mejores que nadie, si algo tenemos es por la misericordia de Dios.


Cuando por ser creyentes, ir a la iglesia, cumplir con nuestros deberes cristianos nos sentimos mejores personas que los demás nos puede pasar como al hermano mayor en la parábola del hijo pródigo. Miramos al otro, que es objeto de la misericordia de Dios como pobres diablos, como pobres pecadores. (Cómo si nosotros no lo fuéramos). Los miramos como inmerecedores de las bendiciones de Dios, y hasta nos quejamos con Dios porque Dios les bendice a ellos de tal o cual manera y supuestamente a nosotros no. No nos damos cuenta de la forma como Dios nos ayuda y bendice y nos volvemos ingratos. Nos creemos como el hermano mayor, mejor persona que el otro.

Es que si uno no depende de la misericordia de Dios en su vida, de la gracia, de que Él es quien está haciendo su obra, uno se vuelve arrogante pensando que yo soy un santo por mi propio esfuerzo y no por Jesús, no por el Espíritu de Dios uno tarde o temprano se va a estrellar. 

Hay cositas, quizá dificultades, quizá bendiciones de Dios, que prueban el corazón, que Dios las permite a ver de qué estamos hechos, y si hay orgullo en nuestro corazón, si no reconocemos a Dios, tarde o temprano van a  revelar lo que verdaderamente en nuestra vida.

A veces es como en el caso de Job. “Quítale todo” a veces es más sutil, como en el caso de Saul o Salomón. “Dale todo” (conocimiento, dinero, poder, talento)

Dicen que el estudiante no es el mismo cuando es profesional… hay cosas que prueban el corazón… Que el novio que está en la olla no es el mismo que el mismo cuando ya se está ganando unos pesitos… y tú, pasarás la prueba de las bendiciones de Dios?

Qué tal si Dios te diera todo como a Salomón? Todavía saludarías? Seguirías buscándole? O si Dios te de un talento sobresaliente (canto) Seguirías siendo una persona humilde? O te creerías mejor persona que todo el mundo?

Uno ve en este mundo, incluso en la iglesia una competencia, no una competencia por ser como cristo, por quien sirve más, ojalá fuera así, sino una competencia por quien es mejor persona, quien es más bueno. (yo soy mejor que tú) los discípulos pidiendo un lugar a la derecha y otro a la izquierda. 

Mucho cuidado cuando en nuestro corazón nos creemos mejor que los demás. (Yo sé más que tú, soy más justo, más buena gente, mejor profesional… Que nuestro corazón salga aprobado cuando sea probado.

4. El Orgulloso espiritual se Complace menospreciando a la gente “ni mucho menos como ese recaudador de impuestos” Tratando a los demás como poca cosa.

a. Está orando sabiendo que el otro le está escuchando… ni mucho menos como este recaudador de impuestos… como este mundano… como este borracho… menos mal no soy como tú…

b. Hay gente que Es feliz menospreciando a los demás. Se les infla el pecho, se llenan de orgullo, todo es una muestra de que se creen mejores que los otros.

c. Cuidado cuando estamos en ese plan de menosprecio a los demás. Por su falta de espiritualidad, por su posición social, por su educación, por su raza. “Gentuza” “Chusma”

d. Algunos tienen el síndrome de doña Florinda, que vivía en la misma vecindad del chavo, no era ninguna millonaria ni mucho menos, pero se creía de mejor familia y trataba a don Ramón de Chusma.

e. Recuerdo una época en la que estaba estudiando música y muchos de mis compañeros Cartageneros estaban llegando a los pies de Cristo, había un tipo con ínfulas de líder, (nadie lo puso) que me dijo en otros términos: “tú estás llenando esta iglesia de gente de color, esta iglesia tiene otro perfil” Yo dije: NO ES POSIBLE QUE EN LA IGLESIA DEL SEÑOR PASEN COSAS COMO ÉSTA. ESTE NO ES CRISTIANO, ESTE ES UN NAZI.

Orgullo espiritual, menospreciando personas por las que murió Cristo.

f. El menosprecio lo que sigue mostrando es que nos creemos superiores.

g. Nosotros no nos es permitido menospreciar a nadie, Jesucristo no menospreció a nadie. Ni a los publicanos ni a las prostitutas, ni a los leprosos ni a los pobres, ni a los samaritanos, amó de todo corazón. No despreció ni menospreció a nadie, veía a esa gente desechada por la sociedad como alguien a quien amar, alguien a quien restaurar.

h. Si queremos ser como Jesús tenemos que empezar por dejar de menospreciar a las personas.

5. El Orgulloso espiritual se Jacta de su Espiritualidad 12 “Ayuno dos veces a la semana y doy la décima parte de todo lo que recibo."

a. Ayuno dos veces a la semana - Doy mis diezmos 

b. Cuidado cuando sacamos pecho, o hacemos alarde por: 

i. Nuestra espiritualidad: una chica me dijo que por qué no la ponía a dirigir, si era muy espiritual..
ii. nuestra vida de oración, 
iii. nuestra generosidad o nuestra obediencia a Dios en cuanto a los diezmos y ofrendas, (Conozco gente que porque diezma mucho quiere manejar la iglesia a su antojo) (otro me dijo: es que yo quiero que a la iglesia se le vean mis diezmos – todo para que se supiera que el diezmaba un montón) Orgullo espiritual.
iv. nuestra experiencia en las cosas de Dios, 
v. cuando hacemos publica nuestra espiritualidad, nuestra vida de oración, 
vi. nuestro conocimiento Bíblico, (conozco gente que se jacta de que sabe mucha Biblia, que conoce muy bien la Palabra pero viven una vida totalmente opuesta a lo que la Palabra enseña)
vii. nuestros dones espirituales, (soñé contigo, estás mal – hay profetas de mentiras, que solo quieren sobresalir)  para sobresalir por encima de los otros, para pavonearnos. 

c. (Tú eres un bebé espiritual, se más Biblia) Interesante que estos “bebés espirituales” muchas veces dan ejemplo a estos “veteranos” buscando a Dios de corazón, tomando decisiones radicales en su vida, etc, etc.


6. El Orgulloso espiritual se Niega a Humillarse.
a. Eso no está en sus planes, arrepentirse para qué, si yo soy tan bueno… prácticamente no necesitaban un salvador, no necesitaban de Dios, ellos mismos pueden.
b. Pero había uno que se humilló, no era la mejor persona del mundo, era un cobrador de impuestos, un traidor a la patria, un ladrón, pero salió de ese lugar perdonado por Dios, salió de allí justificado delante de Dios, por qué? Porque se humilló delante de Él. Mientras el otro se pavoneaba de su espiritualidad, este lloraba por su pecado, mientras el otro oraba consigo mismo, esté oraba a Dios humillado rogando perdón. 3 En cambio, el recaudador de impuestos, que se había quedado a cierta distancia, ni siquiera se atrevía a alzar la vista al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: "¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!" 14 »Les digo que éste, y no aquél, volvió a su casa *justificado ante Dios. Pues todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»

Definitivamente es que Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.

Por eso como dice la Palabra, humíllense bajo la poderosa mano de Dios y Él os exaltará cuando fuere tiempo.

Y es una ley espiritual, Dios no comparte su gloria, si tú llegas a un punto en tu arrogancia que te elevas por encima de los demás, te auto promueves, te auto exaltas, y te niegas a bajar la cabeza y reconocer a Dios tarde o temprano Dios se encargará de humillarte. (Como le pasó a Nabuconodosor)

Hoy tu puedes haber llegado aquí con la actitud del fariseo, orgulloso, arrogante, Hoy tú puedes salir de este lugar sacando pecho, sintiéndote bueno y sin la gracia de Dios sobre ti o puedes salir perdonado por Dios, lleno de su gracia, tomando la actitud de este Publicano, humillándote, reconociendo tu pecado, reconociendo a Dios como el Santo, el único que te puede salvar, el único que te puede santificar. ¡Con una dependencia de Dios!

Reconoce tu pecado, reconoce tu falta de humildad, reconoce tu orgullo en este día y humíllate delante de Dios como lo hizo este publicano.