En la última enseñanza aprendimos que Dios es el dueño de todas las cosas, tenemos la costumbre de decir “mi carro, mi casa, mis cosas” sin embargo hay un solo dueño de todas las cosas que es Dios, quien y nunca le ha transferido la propiedad de las cosas al hombre. En ese mismo orden de ideas, cómo no somos dueños de nada, no somos nosotros los que proveemos. De modo que no solo Dios es el dueño sino que:
Dios es el proveedor: Mateo 6:33 Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. En Gen 22:14 él se revela a Abraham como Jehová Jireh, nuestro proveedor.
Por mucho tiempo enseñamos que el varón es el proveedor de la casa, pero hay un solo proveedor, y ese es Dios. Quien suple a veces través del varón, a veces a través de la mujer, y otras veces a través de ninguno de los dos. Los hombre no deberíamos deprimirnos si nos quedamos sin trabajo porque “se supone que somos los proveedores del hogar”, más bien deberíamos confiar en Dios para la provisión. Tampoco deberíamos molestarnos o deprimirnos si la esposa gana más que nosotros pues no está en uno la decisión de cómo nuestro Dios va a proveer para nuestra familia.
Dios provee siempre, eso es una verdad, lo que no sabemos es cómo va a proveer. Unas veces muy naturales, como el salario que recibimos, y otras muchas veces de manera sobrenatural, no sabemos como lo hizo, pero lo hizo.
• Entonces, si Dios es el dueño, y el que provee ¿qué venimos siendo nosotros? ¿cuál viene siendo nuestra función?
Tenemos el gran privilegio y la gran responsabilidad de ser administradores de los bienes de Dios. El nos ha encargado ciertas cosas para que se las administremos, para que las usemos bien, para el progreso de su reino, de acuerdo con las prioridades de Dios.
La parte nuestra. Ser fieles con lo que Dios nos da. Sea poco o sea mucho. Dios premia la fidelidad. Mateo 25: 22 Llegó también el que recibió dos mil monedas. "Señor —informó—, usted me encargó dos mil monedas. Mire, he ganado otras dos mil." 23 Su señor le respondió: "¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!"
Si somos fieles en todas las áreas Dios nos pondrá sobre más.
Entiendan una cosa, no es solo ser fieles en un área, o sea con el 10%, con tu diezmo, la iglesia cristiana a través de los siglos ha enseñado al pueblo a ser fieles con ese primer 10% (el diezmo) pero muy poco ha dedicado tiempo a enseñar al pueblo a ser fieles con el otro 90%. Dios no solo pide fidelidad en el 10% hay que ser fieles con el 100% de lo que recibimos.
Algunas personas son fieles con el 10% y el otro 90 lo manejan como les dicta el mundo, la tv, el mercadeo, los amigos, pero no como Dios quiere.
Pero si queremos ver la prosperidad de Dios en nuestras vidas debemos ser fieles en todas las áreas que Dios nos pide.
Veamos estas áreas en las cuales debemos ser fieles si queremos ver la prosperidad de Dios en nuestras vidas: